Nuestra isla, Gran Canaria, posee una excelente colección de plantas endémicas unas y autóctonas otras, y, claro está, no faltan ejemplos claros de plantas importadas. Sin necesidad de irnos al campo, en la capital -Las Palmas- podemos disfrutar de muchas de ellas con flores hermosas unas y sin flores tan visibles otras. A nosotros nos gustan todas. Tenemos a las plantas como unos seres que nos dan muchísima satisfacción. Tal ocurre con un árbol majestuoso y que vive muchos años, que a veces no vemos aunque lo tengamos delante de nuestras narices de un porte admirable y una figura singular. Se trata de la araucaria que según leemos recibe el nombre de pino de pisos. Efectivamente, nuestro árbol que en plazas y parques (y en jardines particulares) están con nosotros para nuestro deleite presenta una sucesiva hileras de ramas, de mayor a menor, hacia los lados, según la copa sube hacia las alturas.
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