sábado, 20 de junio de 2015

Bingo solidario

En uno de los salones del Real Club Naútico tuvo lugar en la tardenoche de ayer  un bingo solidario a favor de la Asociación de Síndrome de Down. Asistieron, entre familiares y amigos de quienes encuentran en la Asociación un lugar de encuentro, de conocimientos y de experiencias, una cantidad grande de jugadores ocasionales, muchos de los cuales no habíamos pisado una sala de juegos en la vida. Una entrada a precio razonable con derecho a un primer cartón y otros cartones a distintos precios, según categoría de los premios, pasaban de manos de unas y unos jóvenes a la de los clientes, buscando éstos que la suerte le fuera prepicia. Los premios -no en metálico sino en beneficiosos regalos- habían sido donados a la Asociación por diferentes y numerosas empresas de las que no vamos a nombrar a ninguna para no dejarnos algunas en el tintero. Eran premios de calidad unos y de agradecer todos; entre ellos, pasajes en barcos, alojamientos en establecimientos turísticos, sesiones de spa o de gimansia, alguna bicicleta, una cena aquí y otra cosa allá que iban siendo adjudicados tras la correspondiente comprobación de la 'línea' o el 'bingo' cantado por el afortunado o afortunada que iba a recoger su trofeo llevado por el misticismo del juego. 



Al frente del acto, que iba subiendo en sana algarabía según iban pasando las horas, y sobre la tarima, Eduardo y Ángel eran quienes daban voz y vida al -llamésmole así- esperanzador espectáculo. Ellos se ocupaban de mover el bombo y de cantar los números en la maratoniana función. Junto a nosotros, entre las mesas, los y las cooperantes y las muchachas y muchachos con el Síndrome (que no es más que una discapacidad intelectual que tienen) se movían dando cartones y cobrando sus importes como aladas mariposas en el prado.